Hacienda Chichen
Hacienda Chichen es una de las estructuras más antiguas construidas por europeos en el Nuevo Mundo y desde hace mucho tiempo ha sido objeto de fascinación histórica para los Working Gringos.
A principios del siglo XVI, Francisco de Montejo exploró la península de Yucatán en busca de oro. Durante sus incursiones, descubrió que el sitio ceremonial sagrado de Chichén Itzá seguía siendo un destino de peregrinación para los mayas, por lo que construyó la Hacienda Chichen, no solo como refugio personal, sino también como un monumento español para impresionar a los nativos con la idea de que había nuevos gobernantes en el poder. La familia Montejo nunca encontró oro, ni tampoco poseyó por mucho tiempo las tierras que les fueron otorgadas por el Rey de España. A lo largo de los siglos, la hacienda pasó de familia en familia, utilizada principalmente como rancho ganadero cuando estaba habitada, ya que su lejanía de Mérida y la falta de caminos la hacían poco hospitalaria.
A finales del siglo XIX, el cónsul de Estados Unidos en Yucatán, Edward Thompson, se interesó en el valor arqueológico de Chichén Itzá y compró toda la propiedad, junto con la hacienda. Se dice que su primera tarea al tomar posesión de la hacienda fue enterrar los restos del anterior dueño, víctima de la Guerra de Castas. El propio Thompson perdería la propiedad en medio de una controversia después de que revelara, en 1924, que había estado enviando en secreto artefactos mayas a Estados Unidos en su valija diplomática.
Arqueólogos del Instituto Carnegie se instalaron temporalmente en la hacienda durante sus trabajos en Chichén Itzá, pero la propiedad fue eventualmente vendida a la familia Barbachano. El patriarca, Fernando Barbachano, vio una nueva oportunidad de negocio y se dedicó a establecer una industria turística en Yucatán, basada en un renacimiento de la cultura maya. Construyó el resort Mayaland, y eventualmente su hija también abrió la Hacienda Chichen al público como alojamiento.
La nieta de Fernando Barbachano, Belisa, vivía en Estados Unidos con su esposo gringo, Bruce Gordon, cuando se enteró de que era su turno de custodiar el legado de la Hacienda Chichen. Recientemente nos sentamos a conversar con ellos sobre la historia de la hacienda, pero más importante aún, sobre cómo han cambiado las cosas desde su llegada. Lo que hemos aprendido es que la visión de revitalizar la cultura maya y devolver algo a la comunidad maya local —ideales que comparten tanto con el abuelo como con el padre de Belisa— están muy vivos en la Hacienda Chichen...
Para saber más sobre la Hacienda Chichen, los sanadores mayas (H’Men) y otras actividades en la hacienda, visita Hacienda Chichen.
Encontrarás buena información histórica sobre Chichén Itzá y los alrededores en American Egypt.