Benjamín Ramírez, caballero y artista
La vida no comenzó de manera prometedora para Benjamín Ramírez. Al escuchar sobre sus 23 años como médico corporativo en la empresa Dupont, en Wilmington, Delaware, nadie imaginaría que su camino comenzó en la Ciudad de México, como uno de siete hijos. Sus padres, de clase media, criaban a dos niños y cinco niñas mientras administraban un bar y restaurante, cuando un accidente truncó sus vidas. Benjamín tenía solo cuatro años cuando quedó huérfano. La vida continuó, por supuesto, y fue criado por su hermana mayor. Le faltaron padres, pero le sobró exposición a la cultura y el arte que lo rodeaban. De niño jugaba con sus amigos en el Parque Alameda, ya desde pequeño estaba fascinado por las esculturas que allí se encontraban. De adolescente, aunque no podía costear el arte, coleccionaba carteles de exposiciones en los distintos museos de la ciudad, siempre atraído por el arte figurativo.
El tiempo pasó, y Benjamín se convirtió en un joven inteligente y responsable que estudió medicina en la UNAM, hizo su internado en el Centro Médico Nacional y su formación de posdoctorado en la Universidad de San Francisco, especializándose en Toxicología y Medicina Ocupacional. Al graduarse, Dupont le ofreció una propuesta irresistible, y terminó trabajando allí durante más de veinte años.
Con el tiempo, Benjamín se encontró viviendo cómodamente en la costa este de Estados Unidos, con los medios para comprar el arte que antes solo admiraba en carteles desechables de galerías. Comenzó a coleccionar arte, viajando regularmente a México, visitando galerías, conociendo artistas y participando en grupos artísticos. Seguía atraído por las obras figurativas, y la colección que hoy adorna las paredes de su casa en Mérida está llena de dibujos y pinturas figurativas que empezó a adquirir mientras trabajaba en Dupont. Reunió obras de artistas como José García Ocejo, Rufino Tamayo y José Luis Cuevas, así como muchas piezas bellísimas de artistas menos conocidos. Y un día, mientras atendía a un paciente, Benjamín comprendió que no viviría para siempre. Se dio cuenta de que podía permitirse el lujo de jubilarse. Y con la misma determinación con la que se convirtió en un médico exitoso, decidió cambiar de rumbo abruptamente. Se inscribió en la Pennsylvania Academy of Fine Arts y pasó los siguientes cinco años redescubriendo al artista que llevaba dentro.
Por supuesto, ese viaje es largo, sinuoso y sin fin. Benjamín obtuvo su certificado en el programa de Bellas Artes de la Academia, pasando tres años en clases teóricas y dos años intensos en el estudio, pintando, dibujando y haciendo grabado. Al graduarse, decidió regresar a México. Como Ricitos de Oro, probó Oaxaca, pero le pareció muy aislado. Probó Ajijic, pero le faltaba cultura. Probó San Miguel de Allende, pero había demasiados extranjeros. Y entonces llegó a Mérida, participó en un recorrido de casas de la Biblioteca Inglés de Mérida, vio el potencial y la rica oferta cultural de la ciudad y decidió que Mérida era el lugar ideal.
¿Y su arte? El arte de Benjamín también tomó otro rumbo. Aunque en un principio se sintió atraído por los dibujos y pinturas figurativas, después de tomar una clase llamada Painting Beyond the Line (Pintar Más Allá de la Línea), descubrió con pasión el mundo del arte abstracto. Desde esa clase, durante sus dos años en el estudio y desde que se mudó a Mérida en 2006, Benjamín ha estado explorando el universo del arte abstracto. Lo que antes consideraba sin importancia o poco interesante, ahora lo fascina, y ha seguido explorando esa fascinación desde entonces.
Observamos el pequeño pero luminoso estudio de Benjamín durante los breves momentos en que estuvimos ahí, buscando pistas sobre quién es como artista y qué lo motiva. Como amantes del arte figurativo, notamos que no le falta habilidad para dibujar la figura humana, algo que hace como ejercicio. Entonces, ¿por qué prefiere evitarla y dedicarse al arte abstracto? Él dice que busca expresar el espacio y la emoción únicamente a través del color y la línea. Su exposición más reciente en el MACAY incluye 24 dibujos abstractos creados para comunicar las emociones que ha sentido al recorrer las calles de Mérida, donde su ojo ha sido capturado por los intrincados juegos de luz sobre los protectores de hierro forjado en puertas y ventanas. Vimos algunas de las obras que tenía listas para enviar al museo, y definitivamente algunas de ellas lograban transmitir emociones que nosotros también hemos sentido en paseos similares. Como fotógrafos, somos muy conscientes de la luz, y es evidente que él también presta atención a la variedad y el juego de luces únicos de esta ciudad.
Es obvio que Benjamín está encantado con el color. Aunque encarna al caballero reservado, hemos notado que siempre viste de manera impecable… y con color. Caminando con él por su jardín hacia el estudio, nos explicó cómo los colores del trópico lo han sorprendido y deslumbrado. Benjamín sigue exponiendo su obra en Filadelfia, y la gente suele comentar sobre los colores brillantes... “¡Pero solo miren a su alrededor!”, dice, y sus ojos se iluminan. “¡Esos colores son reales aquí!” De hecho, al pasar junto a su reluciente alberca color azul aqua, decorada con piedras de vidrio azul oscuro, las hojas verdes brillan intensamente junto a un amarillo que solo encontrarías en una caja de crayones neón. Luego, al entrar en las sombras afuera de su estudio, vemos los matices más sutiles de azul y violeta reflejados en la pared blanca. Dentro del estudio, Benjamín nos muestra algunas de sus obras anteriores... Lienzos enormes llenos de patrones de azul claro y oscuro, como las sombras cambiantes sobre la superficie de su alberca.
Vemos colores por todas partes, justo como en los dibujos de Benjamín. Aaah, empezamos a comprender. Un lienzo marrón con distintas tonalidades de púrpura salta a la vista, definiendo una sensación de espacio que en realidad no existe. Comenzamos a pensar que apreciar el arte abstracto requiere atención, un poco de concentración y una disposición a dejar atrás las ideas preconcebidas sobre el arte. Tal vez estas son algunas de las cosas que también atrajeron a Benjamín, y que le han ofrecido el reto que tan evidentemente disfruta en la actualidad. Ya no brinda sanación y apoyo a sus pacientes corporativos. En cambio, se sumerge y se libera de limitaciones en una búsqueda sin fin por expresar la experiencia de la luz y el espacio.
Benjamín, al igual que Mérida, presenta una fachada reservada al mundo. Pero detrás de esa fachada, hay un mundo de luz, color y emoción que salpica, burbujea, emerge y danza… y hay una ventana a todo eso justo aquí, enmarcada y colgada en la pared.
Experimenta la obra de Benjamín Ramírez tú mismo durante el segundo trimestre de 2008 en una exposición en el MACAY en Mérida. Además, los coleccionistas pueden contactar a Benjamín directamente por correo electrónico a benjaminramirez@cablered.net.mx.
Comments
Yucatan Living - Singing About Scissors: José Adán Pérez 16 years ago
[...] of that year to gamble on a second professional career. One of his supporters in Philadelphia, Benjamin Ramirez, now lives and paints here in Merida. It was Benjamin who brought José Adán to the attention of [...]
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pari 17 years ago
very good.
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patti rogers 17 years ago
I have found the article about Benjamin to be quite interesting. We have very much enjoyed the art that we are able to view on the web site. His ability to define space that does not exist is quite amazing. Mr Rameriz is an amazing artist. How wonderful to have two incredible accomplishments in his lifetime. My husband and I will be visiting Merida in January 2009 and are looking forward to visiting Benjamin's studio.
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John Venator 17 years ago
WOW!
This is the kind of indepth article that Yucatan Living does best!
Very through and very well researched.
I hope on one of ourtrips to Merida we will have the priviledge of seeing his work and meeting him.
JOHN VENATOR
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Yucatan Living - Art in Merida 17 years ago
[...] Exhibit: Benjamin Ramirez presents Las Puertas A Mérida (The Doors to Merida) and Raul Herrera with TaurografÃa [...]
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kilbourne 17 years ago
Sr Ramirez's story reminds me of 2 artists I have admired and collected - first, Mary Heussenstamm, a nurse for terminally ill cancer patients, who retired in her late
'50's to begin a new career doing extraordinary water color portraits of altogether ordinary, everyday people - and next, my grandmother, Anne Craddock, a widow who, having found her house empty of her adult children, took up the brush at age 55 and began her long career as a painter of oil on canvas and fired paint on pottery.
I am inspired by people like these who re-invent themselves as senior citizens and embark upon new lives. The world is a better place because of them.
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Luis 17 years ago
What a wondeful work, I love it.
bravo sei un gran pittore!!
con carinio!!
LL
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Carol 17 years ago
Gorgeous work! What an admirable man!
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Cherie Pi 17 years ago
Thank you for this insightful article about Benjamin. He truly is a kind and generous -of-heart person. The "gentleman artist" title is wonderfully appropriate. We're thrilled for the opportunity to see his work at the Macay and wish him pleasurable success!
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Tito 17 years ago
What a wonderful article. The Working Gringos have outdone themselves with this positive and penetrating journalism. Saludos desde Ciudad Juárez.
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Khaki Scott 17 years ago
The description of Benjamin Ramirez' work as "defining space that isn't really there" is part of the unique talent of this artist. I reviewed Dr. Ramirez' work once before and found that he uses a layering technique, so that each layer of a painting could have been a painting all its own - then manages to put the layers together, one over the other, to create a totally new and unique work. Can you imagine the talent it takes to not only see these layers in his mind's eye - but to commit what he sees to canvas so that the rest of us can see it too? Some of the layers in his paintings can be seen from a distance, but others can only be seen by moving closer. In either case, the discerning viewer soon discovers the depth and intrigue that makes visiting a Benjamin Ramirez exhibit so satisfying.
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